Otro domingo mas con la pata de palo media astillada, un garfio que solo sabe descorchar sueños de oferta 2x1, un parche cubriendo justo el ojo que puede ver y un loro que se escapó del hombro sin intenciones de regresar.
Otro domingo mas de sacarle varices a las patas de la cama, esta vez con una Princesa desterrada de las paginas de un Bukowsky trasnochado.
Con la primera desperezada del sol, Ella se va despeinada, hermosa, despeinada doblando la esquina en su camioneta con vidrios opacos para no salpicarse de mundo.
El somier tiene calor de un solo lado y me duele la ausencia de patas de gacela por encima de mi espalda. Los bucaneros también lloran en soledad la maldición que los castiga.
Pero a veces, solo a veces, en los bravíos océanos del amor que va y viene, los hombres que viajan en naves con calavera en bandera son besados por una esperanza de lanzar anclas en el puerto de algún escote definitivo.
En la canilla de la ducha, Ella dejó colgada su bombachita con el atrevimiento de las Princesas que marcan territorio para volver.
Calaverita Mateos
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