MI PARAÍSO PRIVADO

MI PARAÍSO PRIVADO

El sol resfala pa arriba por detrás del cerro y asoma el flequillo rubio despeinando nubes. Soledad hasta el cuero... La dictadura del silencio matinal es tacleado por algunos gorriones madrugadores ladran silbidos en la ventana, y la pava parece querer sumarse al coro mientras buchonea la temperatura del agua. Soledad hasta el cuero... Una pequeña cajita me acompaña en la mesa. Voces de radio emigran desde su alma. El mate recibe los primeros chorros y el pasto adentro se infla de calentura, mientras sus vapores se elevan, danzan y se dispersan a la altura de mis cejas en sus efímeras vida. Soledad hasta el cuero... Macedonio Fernandez, William Faulkner y Walt Whitman se codean arriba de la mesa para ver quien me va a ofrecer sus letras, pensares, alquimia. Soledad hasta el cuero... Todas esas mañas, mi amor, suelen vestir algunas mañanas los fines de semanas. Todas esas mañas, mi amor, pertenecen a mi pequeño paraíso privado. Calaverita Mateos