(un juglar de cotillón)
"La noche estaba calma. La ciudad estaba triste. Subí al techo y comencé a cantar, actuar y contar historias de humor.
Primero se movieron cortinas y asomaron algunas narices detras de las mismas. Luego, algunas puertas dejaron entrever las luces de los interiores de los hogares. En un ratito algunos murmullos y risas tímidas bailaban en los tejados.
Supe que algunos novios desencontrados se daban la mano nuevamente mientras imitaban mi pobre actuación.
Algunos padres corrieron hasta las camas donde dormían sus hijos a quienes habían retado por alguna tonta travesura y aprovecharon a contarles mis historias.
Algunos abuelitos y abuelitas del geriátrico se comprometieron y se dijeron te amo.
Cuando el frío me dijo basta, regresé a mi cuarto, solo, sin ella. Algo triste, pero mimado por haber mimado a los desmimados.
Al dia siguiente, desperté temprano, desayuné y salí para la oficina.
La ciudad volvía a su rutina diaria. Yo la seguía extrañando, pero la vida galopaba con fervor de todos modos.
Llegué tarde a mi trabajo y mi jefe, enojado, me dijo que el castigo era que ese día iba a dedicarme a barrer el techo de la empresa.
Subí, y mientras barría el techo comencé a contar historias fantásticas de humor y a cantar canciones inventadas.
Me contaron que el jefe le declaró su amor a la secretaria y jamás volvió a castigar a un empleado.
Yo la sigo esperando, solo, mientras canto y regalo sonrisas a una ciudad.
Calaverita
www.egononfui.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejanos tu mail o telefono para poder conectarnos con vos. Muchas gracias!