Nosotros, tomamos cervezas, comemos pizza y quedamos redondos como una Pelota.
Nos pasamos horas viendo y corriendo detrás de una Pelota.
Medimos, estúpidamente, nuestra virilidad al decir tengo más o menos Pelotas que vos.
Solemos medir, superficialmente, la belleza de una dama cuando está en Pelotas.
Nos insultamos honrando las Pelotas cuando nos decimos Pelotudos.
Aconsejamos a nuestros amigos que a su esposa no le den Pelota.
A veces, nos encerramos tanto en un mundo machista, redondo, en una Pelota en definitiva, que no nos permite salirnos de ese esquema circular ya que al parecer, nos sentimos protegidos como en un vientre Materno. Cagones que no nos animamos a desinflar la Pelota y salir de ella. Quizás el orden universal o la Naturaleza no nos concedió el bello don de albergar vidas en nuestro vientre, por lo Pelotudos que somos.
Pero, de tanto en tanto, por alguna vereda en frente nuestro, dentro de algún almacén de barrio, por la ventanilla de un auto en movimiento, una mirada de segundos, pero eternamente viva, nos desarma la Pelota del ovillo circular de nuestra vida. Nos pincha la Pelota de fútbol, para que miremos también fuera del rectángulo. Ante tanta magia y misterio cósmico, nos dejan en Pelotas.
En pocas palabras, nos rompen el molde circular, monótono y aburrido del arcaico macho social para desplegarnos al universo.
Para terminar, a todas las Mujeres:
Gracias y no dejen nunca de ROMPERNOS LAS PELOTAS!!!
Calaverita
www.egononfui.com.ar
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